domingo, 7 de septiembre de 2008

Goodbye RENT

La primera vez que vi la película RENT quedé en shock. Basada en el musical de Broadway del mismo nombre, RENT simplemente me voló el cerebro en mil pedazos. Nada más ver el opening, al tiempo que pasaban los créditos: ocho hermosas voces cantando a todo pulmón "Seasons of love"... "¿cómo mides un año?... Mídelo en amor... celebremos un año en la vida de unos amigos... recordemos el amor... estaciones de amor".


Ese Himno de vida, precedía un despliegue de personajes absolutamente actuales, inadecuados, irreverentes y humanos, un grupete de ángeles caídos lanzando a mi cara su inconformidad, su alegría y su dolor, sus confusiones y certezas, su necesidad de encontrarse y ser fieles a sí mismos, de establecer algún apego al final del milenio, con toda su violencia y enfermedades, su pobreza e intolerancia. En esta versión moderna de "La bohème" de Puccini, los jóvenes artistas también lidian con la incomprensión, la enfermedad y la pobreza, sólo que el VIH y las drogas sustituyen a la tuberculosis en escena y la orientación sexual de los personajes es tan discutida como su orientación vocacional.


Antes de ver la película no sabía qué era RENT, sólo sabía que era un musical y en ese momento estaba de ánimo para ver uno. Después de un tiempo recuperé un vago recuerdo de una nota en CNN, la imagen del elenco cantando "La vie bohème" en el escenario del Nederlander Theater, seguramente diez años atrás, en 1996, año de su estreno en Broadway. Fue unos días después que me enteré de la historia hermosa y dramática que hay detrás del espectáculo en sí: RENT es la obra de Jonathan Larson, un joven compositor americano prácticamente desconocido en ese entonces, un tipo que hasta unas semanas antes de estrenar RENT era mesero en una cafetería para sobrevivir, mientras batallaba para dar a conocer su trabajo. Tras unos seis años de trabajar en el proyecto, la madrugada antes de su primera función en Broadway, a punto de exhibir su obra en el lugar más importante del mundo para cualquier persona involucrada con el teatro, cayó muerto en la cocina de su apartamento, víctima de un aneurisma, a los 35 años. Si ya la historia EN el musical me había conmovido, la historia DE el musical terminó de abrirme el corazón, la frase de Larson "no day but today" terminó de cobrar todo su sentido.


Pero había algo más... vamos, que la historia es conmovedora y las canciones son espectaculares y todos saben que la música es mi talón de Aquiles, pero mi afición excedía lo artístico. Demoré mucho en entender por qué me había impactado tanto, la tuve que ver un montón de veces con diferente público, discutirla y ver reacciones para entender mi afinidad con este musical.


En algún punto entendí que esa partida de locos americanos no eran muy diferentes a mi, ni a muchos de mis seres queridos en este país latino y tercermundista, sobre todo en un momento particular de mi historia, durante ese prolongado período de "adolescencia tardía" que vivimos en la cultura occidental las generaciones post 60's. Unos con adicciones y excesos más legales que otros, unos más complicados con su orientación sexual, otros con su orientación vocacional, unos más golpeados por la vida, otros más afortunados... todos me enseñaron a ver más allá de la máscara, a tolerar, a reconocer que en todos hay un potencial de creación tanto como de destrucción, maravilla y miseria, en todos, incluyéndome. Me enseñaron a respetar las diferencias más allá de mis estándares personales, familiares y culturales, a medir "solo en amor", en términos de la voluntad de crear, de dar y respetar a todos como a uno mismo. Estos personajes también me recordaron a tanta gente que me ayudó a confiar y a creer en la amistad en épocas turbulentas, donde los apegos más estables y duraderos se tambaleaban por su propio peso, amigos que, independientemente de sus propios conflictos e incoherencias, lograron restituir mi sentido de familia y comunidad en momentos de desarraigo y violencia.


Estos personajes no son un ejemplo para nadie, muy en el fondo espero que ninguno de mis sobrinos, primos o ex-alumnos los conozcan antes de haber cumplido los 30... tampoco creo que animen a nadie a seguir sus pasos o a repetir sus errores, ellos nos invitan a celebrar la vida, a caminar por nuestros propios pies donde quiera que estos nos lleven, a darle la cara a nuestros miedos, a amar con valor, a enfrentar nuestros errores y, entonces, seguir adelante sin rencor ni arrepentimiento.


Esta noche es la última función de RENT en Broadway, hoy 07/09/2008, después de 12 exitosos años de funciones en el Netherlander Theater, cae definitivamente el telón. Me quedo con la frustración de no haber visto allí la obra... quien sabe, tal vez un día, si el prejuicio y el miedo nos dejan, una compañía venezolana se atreva a montar una versión criolla de RENT. Ni modo, será hasta entonces... entre tanto,


thanks Jonathan Larson... goodbye RENT.



Presentación del elenco original de RENT en la entrega de los Premios Tony nº 50 (1996)

1 comentario:

PebbLes dijo...

Yo tambien adoro RENT y la película marcó mi vida porque la vi en un momento depresivo y fue como si me hablara.

Saludos!